Cuando los apoyos se vuelven más significativos

Los árboles más viejos dan los frutos más dulcesProverbio alemán

En todas las etapas de la vida el ser humano va requiriendo diversos sistemas de apoyo. Varían, de acuerdo a las metas y necesidades de cada uno, pero también a la etapa por la que atravesamos.

Cuando somos niños se orientan al desarrollo personal, a alcanzar cuestiones básicas que le servirán para toda la vida. Cuando somos adultos, se orientan a la concreción de metas particulares, como alcanzar cierto nivel de funcionalidad, obtener un empleo, vivir solo, entre otros ejemplos.

Pero cuando pasan los años y comenzamos a atravesar una etapa de adulto mayor, una adultez avanzada, es necesario redefinir intereses, expectativas y la ocupación del tiempo personal.

Aparece, entonces, la necesidad de que aparezcan otros sistemas de apoyo, que nos acompañen en esta nueva etapa y que contribuyan no solo a mantener lo que hemos logrado, sino también a evitar un deterioro anticipado.

EL CAMBIO DE ETAPA

Durante años se sostuvo que las personas con discapacidad presentan un envejecimiento prematuro; pero la realidad actual demuestra que el deterioro no se relaciona con la edad, sino con los apoyos, estímulos, logros alcanzados y proyección de futuro tanto de la persona con discapacidad, como así también de su entorno.

Siguiendo un proceso natural, el cuerpo y la mente se programan automáticamente para el descanso y el ocio. Aparecen sentimientos y cambios donde se deben afrontar situaciones tales como el duelo que implica la perdida del rol de adulto, de adulto trabajador, modificaciones en el ambiente familiar y comunitario, el fallecimiento de los padres o de tutores, o el asumir roles diferentes por parte de los hermanos, entre otros.

Pero además, aparece en muchos casos una lentificación en los tiempos de respuesta tanto a nivel motriz como intelectual que obliga a la red de apoyo a ofrecer mayores y mejores tiempos de tolerancia para evitar la generación de situaciones de dependencia. Por ello, es necesario brindar estrategias, ambientes, propuestas que contribuyan a alcanzar o sostener una vida con calidad, donde se revaloricen las capacidades y habilidades, disminuyendo al mismo tiempo la presión o concentración sobre los déficit.

UNA RED DE CONTENCIÓN

La aparición de factores y enfermedades asociadas a la edad impactan negativamente sobre el bienestar y la funcionalidad de la persona, pero fundamentalmente de su entorno próximo, por lo cual se torna importante el establecimiento de una red de apoyo funcional en este proceso.

Fundamentalmente considerando que muchas veces las personas que conforman la red de apoyo son quienes requieren asesoramiento y contención en relación a los cambios de la persona, por lo cual el trabajo articulado con la misma facilita la funcionalidad de las redes de apoyo que contribuyen a mantener niveles de funcionalidad en la persona, aceptar los cambios físicos y emocionales y sostener una convivencia armoniosa dentro del ámbito del hogar (familia u hogares de residencia).

Desde esta mirada surge en la Institución la necesidad de crear un programa destinado a las personas con Discapacidad Intelectual, mayores de 45 años que por su edad y necesidad de apoyo requieren una estructura circundante que promueva su Calidad de Vida fundamentalmente desde la autodeterminación, el bienestar emocional y físico, las relaciones interpersonales y la inclusión social.

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